En 1872 se fundaba en la ciudad alemana de Chemnitz una empresa impronunciable para los hispano parlantes: Sächsische Strickmaschinenfabrik. Unos años después, en 1878, la empresa cambiaba de nombre por el definitivo Kappel Maschinenfabrick A.G.
A pesar de que hemos encontrado significativas diferencias cronológicas, dependiendo de la fuente consultada, lo que parece claro es que la historia de las máquinas de escribir portátiles de Kappel se desarrolla principalmente durante el nazismo para terminar truncándose bruscamente en el año 1941, cuando la ciudad alemana de Chemnitz es tomada por las tropas soviéticas en plena Segunda Guerra Mundial, dejando de fabricarse para siempre.
Quizás sea su corta historia y sus unidades limitadas, quizás el cuerpo de hierro fundido, sus teclas redondas o la combinación del negro y las letras doradas...lo cierto es que estamos ante una joya curiosa. Pesada y austera a partes iguales (no tiene el típico timbre para anunciar el final del renglón, por ejemplo) fue una máquina concebida para un tiempo histórico muy concreto.
La encontramos, hace poco, en un lugar bastante curioso, en muy buen estado de conservación y desde entonces no paramos de preguntarnos cómo demonios llegó hasta allí.